Ataques de pánico y ansiedad,
Ya no sé cómo escribir más accesorios, cada vez es más común sentirme así,
Hace mucho empezaron y apenas hoy le puse nombre, necesito vivir con una rutina, con lugares seguros,
Siempre vuela mi mente a escenarios que no han pasado y probablemente jamás pasen, pero siempre me voy a lo peor, no sirvo para aventurarme a nuevas carreteras o zonas que no conozco, si lo recorro por primera vez, es probable que disfrute el viaje, o no.
Mi hermana el otro dia dijo algo que se me quedo marcado, que no disfruto, que no me dejo ir que talvez por eso no tengo hijos, porque no puedo dejar ir parte de mi vida y procrear, no suena mal.
Me gusta saber que hare durante mi día y talvez salirme un poco, pero solo un poco. Estoy aguantando sin fumar necesito dejarlo, ya no es divertido.
Están despidiendo gente en mi trabajo, ya no entro a las juntas importantes, me hacen a un lado, y no tengo más que poner cara seria y que nada me importa, como quisiera salir con Bukowski y solo ir por una cerveza.
Me siento cansado de vivir en una jungla donde el más fuerte siempre gana, quisiera no pelear.
Bueno, por fin di el salto de puesto, han pasado varias cosas, pero nada cambia,
Solo me visto diferente, me porto diferente, sigo siendo un invidente
Esto fue escrito el 10 de agosto del 2023.
Hoy es 22 agosto de del 2023 y ayer me dijo mi jefe que tenía dos opciones, despedirme o regresar a mi antiguo puesto, era demasiado bueno para ser verdad.
Llego de nuevo el cansancio, hartazgo, en un mes me voy a Las Vegas, espero me dejen entrar.
Ya juego Ping pong y Padel, me gustan nuevas cosas, pero me hacen volver atras, buscare opciones para no perder el rumbo, tengo 4 perros y sigo sin encontrarme a mi.
Amaenci temprano, hoy no trabajo jueves 22 del 2023, no tengo ganas de nada y muero de calor, la ciudad tiene máximas de 36, para volverse loco.
Ricky iba a pedirle que se explicara, pero Virgil se
levantó.
– ¿Te importa si me quito la gabardina? –preguntó con voz
ronca. –
Como quiera –dijo
Ricky con un gesto amplio de la mano; un movimiento que significaba aceptación.
Virgil sonrió de nuevo y se desabrochó despacio los botones
delanteros y el cinturón. Después, con un movimiento brusco, dejó caer la
prenda al suelo.
No llevaba nada
debajo.
Se puso una mano en la cadera y ladeó el cuerpo
provocativamente en su dirección. Se volvió y le dio la espalda un momento,
para girar de nuevo y mirarlo de frente.
Ricky asimiló la totalidad de su figura con una sola mirada.
Sus ojos actuaron como una cámara fotográfica para captar los senos, el sexo y
las largas piernas, y regresar, por fin, a los ojos de Virgil, que brillaban
expectantes.
– ¿Lo ves, Ricky?
–musitó ella–. No eres tan viejo. ¿Notas cómo te hierve la sangre? Una ligera
animación en la entrepierna, ¿no? Tengo una buena figura, ¿verdad? –Soltó una
risita–. No hace falta que contestes. Conozco bien la reacción. La he visto
antes, en muchos hombres.
Siguió mirándolo,
como segura de que podía adivinar la dirección que seguiría la mirada de él.
– Siempre existe ese momento maravilloso, Ricky -comentó
Virgil con una ancha sonrisa–, en que un hombre ve por primera vez el cuerpo de
una mujer. Sobre todo el cuerpo de una mujer que no conoce. Una visión que es
toda aventura. Su mirada cae en cascada, como el agua por un precipicio.
Entonces, como pasa ahora contigo, que preferirías contemplar mi entrepierna,
el contacto visual provoca algo de culpa. Es como si el hombre quisiera decir
que todavía me ve como una persona mirándome a la cara pero, en realidad, está
pensando como una bestia, por muy educado y sofisticado que finja ser. ¿No es
acaso lo que está pasando ahora?
Él no contestó. Hacía años que no estaba en presencia de una
mujer desnuda, y eso parecía generar una convulsión en su interior. Le
retumbaban los oídos con cada palabra de Virgil, y era consciente de que se
sentía acalorado, como si la elevada temperatura exterior hubiese irrumpido en
la consulta.
Comí dos empanadas y unos doritos, cruda moral.
Es la quinta vez que intento dieta y vestir bien, de nuevo incertidumbre.
Cuando creo que esto cerca de dar el gran paso todo se vuelve frágil, sigo a la espera de firmar el nuevo contrato, espero que llegue.
Agobiado y cansado, ya fui al Perú, que gran experiencia, me quede sin dinero, pero valió la pena.
Tengo 4 perros, pero una esta de casa puente, Lola. La casa es un desastre,
Sigo sin encontrar mi lugar, sin sentirme cómodo, sigo creyendo que todos conspiran contra mi, me
preocupo de mas por cuestiones que no puedo controlar, según yo tenía un estilo bien definido y ahora
lo definido es que no tengo estilo. Inicie el Psicoanalista, buen libro pero está en pausa porque esto viendo
The last dance, ahora ya quiero jugar básquet.
Quiero dejar la cerveza por whisky, creo beberé menos y gastare lo mismo. Buen trato.
Aun no tengo hijos,
Bueno adiós.
