miércoles, 29 de marzo de 2017

martes, 28 de marzo de 2017

Biografía, Martín Luis Guzmán.



Martín Luis Guzmán
(Chihuahua, 1887 - ciudad de México, 1977) Novelista mexicano considerado uno de los mayores exponentes de la Novela de la Revolución, y uno de los principales autores realistas de las letras de su país. Tras estudiar en la Universidad Nacional se unió a la gesta revolucionaria iniciada en 1910 y sirvió como coronel en las fuerzas de Pancho Villa. En 1914, a raíz del golpe de estado de Victoriano Huerta, tuvo que exiliarse en Madrid y Nueva York. Sus experiencias de esa época fueron recuperadas en las Crónicas de mi destierro (1963). En el exilio escribió un relevante libro de memorias, El águila y la serpiente (1928), valioso por la agudeza y profundidad con la que describe las personalidades de quienes dieron forma a la transformación nacional.

La personalidad y la obra de Martín Luis Guzmán pueden perfilarse en tres aspectos esenciales: político liberal, periodista de combate y novelista de fondo histórico. En el primer aspecto, el maderista primero y villista después, siente inclinaciones y simpatías hacia el comunismo, que se advierten claramente en los comienzos de la segunda Guerra Mundial y persiste en dicha actitud durante algún tiempo hasta que se convence de la incompatibilidad de tales inclinaciones con su sentido liberal, y rompe la trayectoria para levantar con decisión la bandera liberal de la Revolución mexicana: en este aspecto prestó grandes servicios a los últimos gobiernos de su país, especialmente al frente de la concisión organizadora de los libros de texto gratuitos para las escuelas primarias.

Como periodista, fundó a los catorce años el periódico quincenal La Juventud en Veracruz, dirigió en Nueva York El Gráfico en 1917, fundó en su país El Mundo en 1922, escribió en El Sol y La Voz de Madrid, colaboró en El Heraldo de México y en El Universal, y por fin, fundó en 1942, y dirigió, el semanario Tiempo, una de las mejores revistas politicoliterarias de América.

Su personalidad de novelista lo coloca en los primeros rangos literarios de su país. Su producción fue muy amplia y le ha valido el Premio Nacional de Literatura y el premio literario "Manuel Ávila Camacho". El fondo histórico preside toda su labor novelística. En 1929 apareció La sombra del caudillo, considerada una pieza clave para la narrativa mexicana moderna. Esta novela denunciaba la corrupción emanada de la gesta revolucionaria y las misteriosas circunstancias de la muerte de Francisco Serrano, opositor al presidente Álvaro Obregón, que buscaba la reelección en 1928.

En 1940 apareció el volumen Memorias de Pancho Villa, libro ejemplar por la manera metódica, inteligente y no por ello menos inspirada, de abordar a una personalidad histórica. A ese cuadro se suman obras menores, como Mina, el mozo, héroe de Navarra (1932) y Muertes históricas. Tránsito sereno de Porfirio Díaz. Ineluctable fin de Venustiano Carranza (1958).

En todos esos volúmenes destaca un profundo conocimiento del lenguaje de México y un singular talento para entregar al lector personajes vivos, enriquecidos con puntos de vista personales y reflexiones profundas sobre su condición histórica. Conciencia moral de todo un siglo, se mantuvo activo hasta el fin de sus días como colaborador habitual de diarios y revistas, mientras ocupaba cargos oficiales.








lunes, 13 de marzo de 2017

Té para tres - Soda Stereo Unplugged


Té para tres

Las tazas sobre el mantel
La lluvia derramada
Un poco de miel, un poco de miel
No basta

El eclipse no fue parcial
Y cegó nuestras miradas
Te vi que llorabas, te vi que llorabas
Por él

Un sorbo de distracción
Buscando descifrarnos
No hay nada mejor, no hay nada mejor
Que casa...





“La canción tiene un significado sumamente especial, porque su padre estaba muy enfermo, con cáncer terminal. Pero él siempre tenía que saber todo porque era un hombre muy realista, al cual no se le podía decir otra cosa que la verdad. Y nosotros cumplimos con eso”, relató Lilian.

Y continuó emocionada: “Estábamos tomando el té porque en casa nunca faltó el té, como buena heredera de irlandeses que soy. Estábamos los tres, Gustavo, mi marido y yo. Teníamos en la mano el último análisis que iba a confirmar o no la enfermedad y en qué estado estaba. La verdad que los resultados eran muy negativos”.

“Mi marido los quiso ver y él los miraba tranquilo porque era un hombre con mucho dominio de sí mismo. Estábamos los tres y yo no pude sostenerme, lógicamente. Por eso el ‘te vi que llorabas, te vi que llorabas por él…’. Se me pone la piel de gallina en este momento. Ese tema nació en esta casa, tomando el té mi marido, Gustavo y yo”, contó Clark, quien se mantuvo hasta el final junto a su hijo.



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