viernes, 12 de junio de 2015

Viviendo entre lineas.

Quisiera pasar la mitad de mi vida junto a Robinson Crusoe en su isla desierta.
Emprender un viaje de 80 días, junto a Phileas Fogg y Picaporte,esperando encontrar en el camino una dama como Mistress Aouida.
Tomar un café con el lobo estepario mientras me habla de Armanda y yo no le hablo de nadie.
Estar bajo la lluvia de Macondo 4 años,11 meses y 2 dias,mientras hago pescaditos de oro con el coronel Aureliano Buendia.
Salir a mar abierto con El Viejo durante 3 días,y terminar sin gloria.
Pasar 10 años en un calabozo del castillo de IF,hablando con el abate Faria y seguir el camino que tuvo Edmundo Dantes.
Fumar un cigarrillo con Henry despues de saber que Catherine y el bebe han muerto en el parto.
Acompañar a Hem y a Fitzgerald por su peugeot a Lyon, mientras en el camino bebemos brandy y hablamos de lo bien que escriben los dos.
Recorrer 20 000 leguas en el Nautilus,hablar con Ned y Consejo,mientras  vemos como el Capitán Nemo Discute con el profesor Aronnax sobre una teoría del Océano.
Estar presente en el funeral del Gran Gatsby , recordando lo grandioso que fue y como murio por culpa de una mujer.
Lustrar la armadura del gran caballero,escuchar las historias sobre la hermosa Dulcinea, mientras Sancho peina el pelo enredado de rocinante,¡Oh! Don Quijote,triste Figura,siempre seras el mas grande.
Rescatar a Ana Frank de ese Anexo,y declararle todo mi amor,ser parte de sus dias y de sus lineas.
Condenar a Zeus al exilio, por haber preferido a Aquiles en lugar del Gran Héctor.
 Escuchar los proverbios del Tío Tom ,mientras Evangelina y yo tomamos el Té,que niña tan mas especial.
Comprender al incomprendido Werther ,leer sus cartas, y saber que la unica muerte digna es por amor.
Avisarle Santiago Nassar que lo quieren matar.
Escuchar como toca el piano Elizabeth,y ver a Darcy escribiendo.
Apoyar al hombre invisible  en sus planes macabros y juntos conquistar al mundo.
Jamas visitar Cómala y mucho menos preguntar por Pedro Páramo.
Combatir a lado de Eneas y derrocar al traidor del rey latino.
Obligar al gobierno a que le pague la pensión al Coronel.
«¡Ah, carajo! -alcanzó apensar-, se me olvidó decir que si nacía mujer la pusieran Remedios.» Entonces, acumulado en un zarpazo desgarrador, volvió a sentir todo el terror que le atormentó en la vida. El capitán dio la orden de fuego. Arcadio apenas tuvo tiempo de sacar el pecho y levantar la cabeza sin comprender de dónde fluía el líquido ardiente que le quemaba los muslos.
-¡Cabrones! -gritó-. ¡Viva el partido liberal!

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